La participación escolar
Un centro educativo se nutre de muchos
engranajes que consiguen hacerlo funcionar. Pero el peso que cada uno de ellos
tiene no siempre es el mismo. Profesores, alumnos, padres y personal no docente
tienen una única cosa en común: el colegio o el instituto. Pero, ¿participan
realmente en la vida del mismo o simplemente pasan x horas allí siendo ajenos a
la realidad del centro?
Incentivar la participación en
cualquier otro ámbito no siempre es fácil, aunque puede tener determinados
alicientes: un curso más que añadir al currículum, un voluntario que me da
puntos para x convocatoria, la participación en el torneo de fútbol para poder
ir una semana con gastos pagados a Francia, etc. Y sin embargo, los centros
educativos no siempre pueden ofrecer algo a cambio de participar en ellos. Lo
cual no debería ser impedimento, ya que si todos esos personajes tomasen la
iniciativa y jugasen su papel en la actividad escolar, esta se vería reforzada
y mejoraría, lo que derivaría en una educación más positiva y eficaz para los
alumnos, último objetivo tanto de padres, profesores y, hasta cierto punto aunque
ellos no sean conscientes, de los alumnos.
Que sí, que soy consciente de que aquí
podréis decirme “Isa, guapa de cara, la gente no tiene tiempo para estar
perdiéndolo en el colegio más de lo estrictamente necesario”. Y no estaríais
muy equivocados. Vivimos en un mundo en el que el día sigue teniendo 24 horas,
pero la sociedad nos exige tener 35 horas al día para cumplir con todos los
compromisos que tenemos. Los profesores tienen reuniones, preparación de materiales,
cursos de formación y vida propia, detalle importante que no debemos olvidar.
Los padres tienen empleos que les chupan la sangre y el tiempo, familias con sus
determinadas circunstancias, abuelos a los que echar una mano y de los que
echar una mano, hijos a los que educar, vestir, cuidar y enseñar a divertirse.
Y los alumnos tienen padres que les organizan los días, actividades
extraescolares que les llenan las agendas, deberes que terminar de un día para
otro y amigos con los que quieren y necesitan socializar.
Llegados a este punto, ¿intentamos
invertir esta situación? ¿La dejamos tal y como está? Después de todo …
Una drástica revolución sería imposible.
Pero se puede ir incentivando esa participación escolar poco a poco.
Por experiencias pasadas, sé que una
noche de Quiz o Trivial entre profesores y padres es una muy buena manera de
que entre ellos se conozcan mejor y entablen relaciones más cercanas que la de
mero tutor- padre. Y ya si se incluye una o dos copitas de vino, fetén. Porque se
mantienen los roles, sí, pero también se conocen mucho mejor los individuos. Y
estos pueden llegar a formar un verdadero equipo cuyo objetivo sea el éxito
personal de los alumnos, tanto académico como en su construcción como individuos.
En cuanto a la implicación de los
alumnos, me parece una buena opción que el centro les ponga en contacto con
organismos y organizaciones que ayuden en su entorno. El centro educativo busca
formar seres sociales y qué mejor que hacerlo a través de la interacción real
con esa sociedad en la que viven. Por ejemplo, participando en iniciativas
populares como quedadas para la recogida de basura o pasar una tarde a la
semana con los ancianos de la residencia que está en la acera de enfrente y con
quienes el aprendizaje puede ser bidireccional.
Otra opción puede ser crear un club de
lectura al que todos estén invitados a participar para intercambiar opiniones y
reducir poco a poco esa brecha generacional. O un club de nuevas tecnologías
que ayude a gente del barrio a concertarse al mundo digital. O la instauración
de grupos de debate en los que analicen aspectos y noticias relevantes de la
sociedad con el fin de desarrollar un espíritu crítico.
Los valores no se transmiten exclusivamente
en el aula ni en el salón de casa. Se aprenden en todos lados y en las
situaciones más cotidianas del día a día. Tenemos que hacer ver esto a los
estudiantes, y, hasta cierto punto, a algunas familias. Si se consigue, la participación
en el centro mejorará, puesto que todos los engranajes que lo forman querrán formar
parte de eso tan bonito y necesario como la educación.
Comentarios
Publicar un comentario