HOMESCHOOLING. Cuando la educación abandona los límites del aula
Homeschooling o educación en casa es la opción educativa que va ganando
peso en los últimos años en determinados círculos. Supone que los padres
deciden prescindir de las instituciones públicas o privadas para educar a sus
hijos dentro del ambiente familiar.

Si bien puede parecer una idea novedosa, más propia de esa
corriente actual que busca desvincularse de “lo oficial”, los precedentes de
este estilo de enseñanza se pueden rastrear a lo largo de la historia de
nuestras sociedades. Desde la Antigua Grecia o el Imperio Romano pasando por
las familias de noble estirpe medievales y renacentistas o, más recientemente,
las sociedades modernas de la Revolución Industrial, educar y enseñar en casa
era lo habitual. No existían leyes que obligasen a la educación y el acceso a
los centros que podían proveer estos conocimientos no estaban disponibles para
todo el mundo. A lo largo de la historia, las familias adineradas y de más alto
estatus social contrataban a preceptores, el noble ancestro del actual
profesor de clases particulares, para que sus hijos aprendiesen ciencias naturales,
latín, idiomas, música u otras disciplinas. Y, resulta obvio, nadie imponía un
control sobre qué conocimientos enseñar y cuáles desechar, más allá de los
designios de la familia en cuestión. El estado ni entraba ni actuaba.
Pero, de unos siglos a esta parte, la manera de considerar este
aspecto de la vida ha cambiado. Los estados han comprendido que la educación es
clave para el correcto devenir de las sociedades. Razón por la cual, en la gran
mayoría de países, la escolarización entre unas determinadas edades, de los 6 a
los 16 en el caso de España, es obligatoria.

No existe un único tipo de educación en casa. Una breve
descripción de todos ellos sería esta:
Como todo en la vida, y, al igual
que ocurre con la escolarización más tradicional, este método educativo tiene
sus ventajas e inconvenientes.
A favor de esta idea de enseñar
en casa está el hecho de no tener que desplazarte a ningún sitio para aprender,
la flexibilidad horaria o una atención personalizada. Si en tu casa estás tú solo
o tú y tus hermanos no es lo mismo que ser 25 chicos en una clase para un
profesor. Se elimina también la competitividad, eso de mejores notas que el
resto, lo que puede ayudar a aliviar tensiones. También es positivo el hecho de
que lo que estudias, lo vives en tu día a día. Si estudias historia, ese día lo
pasas en un museo o si estás estudiando matemáticas, calculas los ingredientes
necesarios para hacer 6 raciones de un plato de comida determinado. Es decir,
relaciones esos conocimientos que aprendes con realidades concretas y
cotidianas y no los ves como algo aislado que aparece impreso en un libro. También
tienes un mayor acceso a actividades extracurriculares, puesto que, al no tener
un horario que no depende de ti, tú organizas el tiempo de tus hijos como mejor
consideras.
En contraposición, la familia que
opta por este método de enseñanza requiere de unos padres muy dedicados y que,
desde el punto de vista laboral y económico, tengan facilidades. Un trabajo que
implique 8 horas diarias fuera del hogar 5 días a la semana no permitiría este
tipo de educación. También requiere de unos padres con un dominio hasta cierto
punto amplio de multitud de disciplinas. Y, ¿quién comprueba que esto realmente
es así?
Esta educación, hasta cierto
punto en un ambiente de “aislamiento” puede provocar en los estudiantes una
menor interacción con otras formas de pensar. Vives con tus padres, te educan
tus padres. ¿Qué acabas sabiendo del mundo que te rodea? Lo que ellos te dicen.
Se pierden muchos matices que un niño sí puede conocer en un aula con otras 25
o 30 personas de diferentes entornos socioeconómicos, así como el aprendizaje cooperativo
y el trabajo en grupo. En relación con este punto, el contacto con otros niños
puede verse mermado, lo que afecta a su correcto desarrollo como individuos
sociales.
Y, en último lugar, algo que me
parece de vital importancia. El papel del padre se desvirtúa. Se dice que un
padre nunca debería ser el mejor amigo de su hijo, y estoy de acuerdo. Padres e
hijos tienen unos roles establecidos muy claros. Y si tu padre o tu madre
también es tu profesor esto puede dar lugar a conflictos. Un niño, sobre todo
en edades tempranas, no tiene capacidad para establecer la diferencia entre
ambos, lo que puede ser peligroso.
No debemos olvidar que somos
seres sociales y que, nos guste o no, vivimos en una comunidad con otras
personas. Este tipo de educación puede dar lugar a problemas en una futura integración
en esa sociedad, a la vez que puede ser un tirón de orejas para la enseñanza más
tradicional que, con bastante frecuencia, olvida al individuo y se enfoca en demasía
en el resultado sin tener en cuenta el proceso y lo que hace a cada estudiante
único.
¡Muy interesante! Estoy de acuerdo contigo. Todo tiene sus luces y sus sombras. Buen análisis.
ResponderEliminarUna reflexión muy completa sobre el homeschooling, sus pros y sus contras y como se puede realizar una educación en casa y como combinarla con la educación que nos da la sociedad. Buen trabajo!
ResponderEliminarMuchas gracias por un post tan interesante. Has ido a los orígenes del homeschooling, algo que a mi no se me había ocurrido ni investigar. ¡Genial! (Clara)
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo contigo y me parece especialmente interesante la reflexión sobre el papel que deben de cumplir los padres en la educación. Estamos viendo que la educación en España tiene que tener objetivos tales como la reflexión crítica de los contenidos, tienen que tener un espíritu democrático y social y cívico. ¿Y si los padres no cumplen estos criterios? El estado debe de garantizar unos mínimos educativos a toda su población. Si los padres son unos fanáticos, no sé, religiosos por ejemplo, inculcarán a su hijo unas determinadas doctrinas. Y están en su derecho al vivir en una democracia. Pero, el estado debe de permitir que también se adoctrine a su hijo en el ámbito educativo que también proporcionarían los padres en casa? No es que los padres dieran su única versión de la realidad a sus hijos, es que están dándosela por partida doble. Es un tema muy muy espinoso. No sé si esto es cierto, pero me suena que en el caso de Estados Unidos un gran número de personas que escolarizan en casa a sus hijos son especialmente religiosos, de algunas sectas protestantes y en general conservadores. Es algo que puede ser problemático. Enhorabuena por tu blog!
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